Hay críticas, quejas, humillaciones y amenazas. Crece el estrés. La víctima siente peligro creciente, respecto al humor y la reacción de agresor.
Llega el momento en el que estalla la violencia. Se desata la agresión con golpes, destrucción, humillación, lesiones físicas y psicológicas.
En esta fase el agresor pide disculpas, hace promesas, entrega regalos y da afecto. La víctima acepta o quiere creer, con la esperanza que lo malo cambie.
Vídeo educativo producido por Fundación Casa de Refugio Matilde en Ecuador.